*¿QUÉ TIPO DE CUENTO ES EL MÁS APROPIADO PARA MI HIJO/A?

 Después de estas merecidas vacaciones, nos encontramos, probablemente, con que nuestros hijos e hijas han recibido quizás algunos cuentos o libros de lectura como regalo. ¡Excelente criterio el de Papá Noel o Los Reyes Magos!

 

La lectura, en lo cotidiano, es una vía de fomento de la imaginación para los niños y niñas, así como un vehículo para desarrollar el lenguaje comprensivo y expresivo. Imaginad, pues, el tesoro tan valioso en el que se convierte un libro en la etapa infantil.

 

No hay que perder de vista, que para que un libro cumpla con sus funciones, ha de adecuarse a las necesidades y al momento evolutivo de la etapa para la que está destinado.

Independientemente del título escogido, la temática, o las características que tenga el soporte, lo más importante es, que desde casa, se le acompañe en el disfrute por la lectura. Es muy aconsejable leerles cuentos a la hora de dormir, y, sobretodo, dar ejemplo: si la familia dedica tiempo a esta actividad como rutina en un ambiente tranquilo, estimulará necesariamente el deseo lector del niño/a.

 

A continuación, señalamos cuales deberían ser las características de los cuentos según la edad:

 

 

                     De 0 a 1 año

 

En esta etapa, la estimulación sensorial será la vía de interacción con la lectura.

El soporte debe mostrar imágenes con distintas texturas, colores, e incluso sonidos, que ayudarán a mantener la atención de el/la bebé. El soporte, debe ser de plástico, tela, almohadilla...para facilitar la prensión de las ´´hojas´´, poder utilizarlo en distintos momentos (incluso en la bañera) y permitir que el/ la niño/a descubra de forma autónoma y por el tiempo que quiera todo lo que ese libro puede ofrecerle.


                     De 1 a 2 años

 

Es el momento de introducir soportes que requieran de una destreza manual cada vez mayor.

Cuentos pequeños con hojas de cartón, con grandes imágenes sin texto y gran colorido.

Deben versar sobre una temática concreta, que ayude a la asociación de conceptos y a la adquisición de nuevos aprendizajes.

Este uso debe hacerse en ocasiones con un adulto, que le muestre y ayude en el descubrimiento y el refuerzo de esos conceptos.

Por ejemplo: Un cuento que nos enseñe cosas sobre el color rojo, con distintos objetos y alimentos de color rojo: fresa, tomate, semáforo, pintalabios, etc.




                     De 3 a 4 años

 

En este momento, el lenguaje expresivo y comprensivo está  desarrollándose a pasos agigantados. Desde la escuela, comienzan a reconocer letras y parte del alumnado empieza a copiar palabras y a otorgarles significado.

Lo idóneo es, por tanto, que en los cuentos que manejen, aparezcan letras grandes y palabras sencillas en mayúscula, que completen escenas bien ilustradas en las que el niño o la niña puedan describir lo que acontece.


                     De 5 a 6 años

 

Comienzan a leer oraciones, en las que pueden combinarse pictogramas y palabras conocidas, sin olvidar la importancia de las ilustraciones, que dotan de significado y facilitan la comprensión de lo leído, contribuyendo, además, a sembrar un interés por descifrar la palabra escrita.